viernes, 25 de junio de 2010
UNA SEDIENTA GAVIOTA
Los problemas que acarreaba el no tener agua llevó a los habitantes del barrio La Gaviota, a organizar y crear su propio acueducto, pero la inconsciente utilización y despilfarro del líquido, ha generado conflictos y puesto en riesgo la prestación del servicio.
Después de más de cuarenta años de servicio a la comunidad, no se sabe aún si el acueducto local del barrio La Gaviota ubicado en la comuna 6 de Ibagué, ha significado un verdadero beneficio para los habitantes o un problema para la entidad encargada de proporcionar el servicio; no se le da un uso adecuado al vital recurso, hay estrictos horarios para su utilización, y la recolección de basuras es incluso más caro que el del agua.
La Alcaldía ha intentado estar al tanto de la situación de los acueductos locales y además de haber dotado el de La Gaviota con tuberías de PBC que reemplazaron las antiguas mangueras, otorgó 89 millones de pesos para cubrir costos de mantenimiento y mejoramiento del mismo. En la suma se incluye también un fondo para apoyar el proyecto que se gestiona hace algún tiempo por parte de la junta local para potabilizar el agua.
Sin embargo, por más que se capacite a los fontaneros para el buen manejo del acueducto, no ha habido campañas de concientización con la comunidad para evitar el desmesurado desperdicio de agua. “Como el agua es barata, la gente no la economiza”, afirma Alexander García, uno de los fontaneros que presta sus servicios al acueducto hace un año, habitante del barrio y antiguo trabajador del IBAL.
El despilfarro del recurso se debe al costo del servicio. “Hay una tarifa general, se cobran 4.700 pesos mensuales”, nadie paga más o menos y la única manera que se ha encontrado para controlar el problema es racionalizando el agua, lo que genera inconformidades dentro de la comunidad.
El acueducto local de La Gaviota se constituyó desde la misma fundación del barrio hace más de cuarenta años, como una iniciativa de los habitantes que tenían una necesidad básica insatisfecha, pues ninguna entidad pertinente suministraba agua al barrio de invasión que ya contaba con más de 100 casas.
Hoy en día el acueducto cuenta con 1550 matrículas o usuarios afiliados, y se distribuye el agua en horarios predeterminados según los sectores del barrio; en algunas casas hay agua desde las 9:00 am hasta las 3:oo pm, en otras desde las 3:00 pm hasta las 12:00 am, y otras desde las 12:00 am hasta las 9:00 am.
“La racionalización es lo que trae problemas, la gente se queja pero de todas maneras ellos entienden que es un mal necesario”, asegura García, al tiempo que recuerda que el mayor conflicto se generó en un tiempo de verano, en el que los horarios del agua fueron modificados y se redujo el servicio a cuatro horas diarias, “…de resto, no más problemas, tal vez malos manejos o mala administración a veces, pero no siempre”, insiste.
Desde el momento de su creación legal, el acueducto ha sido manejado por una junta administradora paralela a la de acción comunal del barrio, y los miembros integrantes se eligen cada dos años para alternar el control. Tal vez eso ha impedido que se concrete por fin el plan de potabilización. Sin embargo, la propuesta sigue firme, al igual que la mejora del acueducto que busca aumentar la presión y frecuencia de la llegada del agua.
El acueducto es uno de los bienes más preciados y menos cuidados por parte de los habitantes del barrio La Gaviota, sin embargo, es el ejemplo del deseo de superación de una comunidad que decidió actuar prontamente frente a una crítica situación. Hace 40 años la necesidad del agua movió a la comunidad hacia el rio más cercano, y valiéndose de mangueras y rudimentarios equipos, por fin los gavioteños pudieron beber el preciado líquido en sus propios y sencillos hogares.
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